¿Cuál es mejor?
Entre las eternas dicotomías que alguien siempre se planteará cuando entre a su nueva vivienda estará la decisión de instalar bañera o plato de ducha. Ambos tienen sus ventajas e inconvenientes y decidirse entre uno de ellos parece regirse más por una moda o gusto personal que por la funcionalidad. Desde hace unos años, la opción preferida era cambiar la bañera por un plato de ducha. En cambio, en la actualidad esta tendencia parece difuminarse en favor nuevamente de las bañeras. Si te interesa el tema, sigue leyendo. A continuación encontrarás las claves.
Adiós, bañera: ¿por qué poner plato de ducha?
Una de las claves para dejar el plato de ducha o bañera es el ahorro. Llenar una bañera para darse un baño relajante requiere de media unos 200 litros de agua. Sin embargo, una ducha estándar de 5 minutos puede reducir ese gasto de agua a 95 litros.
En segundo lugar, se encuentra la comodidad para entrar y salir del plato de ducha o bañera. Para entrar a un plato de ducha solo hay que superar un pequeño escalón y hay modelos que ni siquiera requieren de ese esfuerzo ya que los hay completamente planos. Entrar y salir de una bañera supone un esfuerzo que muchas veces complica la vida a personas con movilidad reducida o mayores.
Otra de las ventajas del plato de ducha en comparación con la bañera es el espacio que ocupa la segunda. Si tienes un baño pequeño lo mejor es colocar un plato de ducha para dar sensación de amplitud.
La bañera, ¿mejor opción que el plato de ducha?
La bañera tiene otras ventajas dependiendo de quién viva en la casa, es decir, se puede aprovechar la bañera para un agradable rato de entretenimiento con los más pequeños. También puedes aprovecharla tú para tomar un baño relajante después de un duro día de estudio o trabajo y olvidarse de todo. Valora muy bien para evitar un derroche innecesario de agua.