Le otorgaron el premio en 2015 pero, tres años después, la arquitectura de ‘The Interlace’ sigue conquistando las retinas de todo el que la contempla. Este conjunto de edificios fue galardonado como Mejor Edificio del Mundo por su estudiada estética, su lograda estructura y su impresionante diseño, un trío de cualidades que no pasa desapercibido.
No cabe duda de que ‘The Interlace’, ubicado en Singapur, deja con la boca abierta. La construcción de este complejo residencial ha roto todos los esquemas arquitectónicos del país, todo un logro teniendo en cuenta que Singapur puede presumir de estructuras vanguardistas reconocidas a nivel internacional como los Gardens by the Bay –también ganadores del premio en anteriores ediciones del concurso–.
La superficie edificada que abarca ‘The Interlace’ suma 170.000 m², de los cuales 145.500 m² se destinaron a suelo residencial, 24.000 m² a zonas comunes –piscinas, jardines, 2.600 plazas de aparcamiento…– y 500 m² a retail. En la parcela se dispusieron 31 edificios de seis plantas y 70 metros de largo cada uno, donde se idearon los planos de 1.040 apartamentos de diferente tamaño.
Un diseño rompedor
Tan espectacular arquitectura la firma el alemán Ole Scheeren, socio de la Office for Metropolitan Architecture (OMA), quien logró hacerse con el prestigioso premio al Mejor Edificio del Mundo en 2015. El jurado de expertos que valoró su proyecto contó con la presencia del profesor Sir Peter Cook, el reconocido arquitecto británico fundador en la década de los 60 del grupo Archigram. Los diseños futuristas creados por este grupo y retratados en cómics se hicieron populares por su fantasía y sus propuestas de ciudades utópicas.
‘The Interlace’ no solo ofrece un exterior completamente diferente. También difiere de la tradicional estructura singapurense por el concepto que transmite a través de los edificios: si el skyline de Singapur se caracteriza por diseños de estructuras individuales, con estos 31 edificios superpuestos Ole Scheeren quiso fomentar la vida comunitaria de los propietarios.
Pensando en el cuidado del medio ambiente
El proyecto también sorprendió por su propuesta en sostenibilidad. Al ser una estructura tan grande y con tan alto número de pisos, Scheeren pensó en reducir todo lo posible el impacto ambiental: los edificios se ubicaron en un ángulo tal que aprovechaban al máximo la energía solar y la luz natural.
Además, la disposición hexagonal de ‘The Interlace’ permite grandes terrazas ajardinadas que crean un espacio verde propio. Las zonas comunes con fuentes, piscinas y masas y de agua se colocaron en los pasos naturales del viento, lo que permite refrigerar el complejo y genera un microclima particular.
Sin duda, un proyecto megalómano que produce unos juegos visuales impactantes.