Nadie en su sano juicio aceptaría la propuesta de construir dentro de casa una piscina con más de 36.000 litros de capacidad. Sin embargo, la historia de Eli Fruchter rompe todos los esquemas, un israelí con una afición extrema por los acuarios domésticos a quien un acuario de 5.000 litros le parecería pequeño.
Afición por las peceras gigantes desde pequeño
Eli, que en estos momentos desde su salón disfruta del que probablemente sea el mayor acuario doméstico con corales del mundo, desarrolló ya desde muy pequeño (5 años) un amor inconmensurable por los peces, una pasión que le acompañó de adulto y le animó a crear su primer acuario de 4.000 litros.
El problema de las peceras grandes en casa es el riesgo de rotura e inundación. Este hecho le sobrevino a Eli en 2004 cuando una rotura en el tanque anegó su vivienda con los consiguientes daños materiales que le provocó. Sin embargo, lejos de rendirse y abandonar a sus compañeros con branquias, se decidió a construir un acuario con casa y no al revés.
Las obras de este nuevo acuario gigante en casa empezaron en 2012 con un diseño que rondaba los 38.000 litros y que más tarde quedó como decoración permanente en su casa. Sus huéspedes son 150 peces de 30 especies tropicales a los que puede alimentar él mismo introduciéndose en el tanque mediante una escalera.
Carritos de golf para llenar el acuario casero
El amor por su acuario casero no se detiene ahí. Eli ha llegado a traer agua a Haifa (su ciudad) directamente desde el Mediterráneo. Gracias a un carrito de golf adaptado, Eli trae hasta 1.000 litros por viaje, los cuales sirven para mantener la limpieza en un nivel óptimo y para renovar el agua poco a poco.
“Los corales deben tener el agua completamente limpia, y eso es muy difícil de conseguir en un sistema cerrado”, según cuenta él mismo.
Un sistema de filtración impresionante
La limpieza de este acuario no sería nada fácil si Eli no contara con un impresionante sistema de filtración. La maquinaria que trata el agua se encuentra a 6 metros bajo el tanque, y utiliza nada menos que cuatro bombas para mover los 36.000 litros.
Las bombas trabajan a 25.000 litros por hora, y cuentan con un control de velocidad ideado por el propio Fruchter que genera ondas para recrear el ambiente natural donde viven sus peces.