Las tendencias cambian, las modas cambian… y las personas también. Por eso a veces necesitamos transformar los espacios que habitamos y que de esta manera se adapten a nuestra nueva forma de ver el mundo. Si quieres decorar el salón sin incómodas obras que dificulten el día a día, estas son algunas ideas que puedes tener en cuenta.
Cambio de aires
Los muebles son una parte importantísima en las estancias y, por eso, darles un nuevo aire repercute directamente en la personalidad que adquiere el salón. A través de pequeñas modificaciones o de la compra de otros nuevos se puede conseguir un efecto completamente nuevo en la zona más visitada de la casa.
Si te gusta la filosofía del ‘do it yourself’, prueba a pintarlos tú mismo de un color diferente. No dudes en arriesgar con colores intensos –rojos, verdes o incluso flúor– teniendo en cuenta que cuanto más llamativos sean más fácil es que te canses pronto de ellos. También puedes darles un aspecto envejecido para que adquieran un talante ‘vintage’, o apostar por la decoración con siluetas dibujando sobre la madera elementos geométricos o figuras aleatorias.
Piensa qué tono y decoración son los que mejor combinan con tus paredes y da un giro de 180 grados a la apariencia de tu salón.
Muebles con ruedas
A veces los cambios más grandes son tan sencillos como poner ruedas a tus muebles. Con ellas podrás desplazar los que más espacio resten –como las mesitas auxiliares frente a los sofás– hacia las esquinas, y volverlos a traer al centro en el momento en que los vayas a necesitar. Además, si te cansas de la decoración puedes ‘jugar’ a mover los muebles como si fueran piezas de Tetris hasta que encuentres la combinación que más te convenza.
La sencillez de las cosas pequeñas
Menos es más. Esta máxima de la moda y la alta costura también es válida para la decoración de los hogares. Cambiar la apariencia de tu salón puede ser tan fácil como incluir en el espacio elementos pequeños como plantas, alfombras, biombos, cuadros o paneles japoneses.
Las plantas pueden ocupar las esquinas en bonitos maceteros o situarlas sobre las mesas recordando que, cuanto más altas sean, más estilizado se verá el mueble. También se pueden crear pequeños ‘jardines en el aire’ colocando tus plantas favoritas en maceteros colgantes de cuerda trenzada o el material resistente que prefieras.
La magia de las texturas
Olvídate de la obras porque, modificando las texturas de los elementos de tu salón, puedes cambiar su aspecto de manera sorprendente. Para ello, elige cojines con estampados geométricos; sillones modernos y alfombras ‘peludas’ de largos flecos. Prueba a conjugar la sencillez en los colores de las paredes con la originalidad de cuadros en relieve o los marcos asimétricos.
También puedes liarte la ‘cortina a la cabeza’ y cambiar su diseño por otro que le dé una apariencia completamente diferente a la estancia. ¿Por qué no un color turquesa en un salón gris, o un estor rosa palo con las paredes beige?