Con la llegada de las vacaciones, las casas se ponen patas arriba. Hacer las maletas se convierte en una odisea mientras nos esforzamos en no olvidar nada. Pero, como dicen los sabios, a todo a quien gane: la construcción que acompaña a este texto sí que pone la casa patas arriba… literalmente.
Conocida como la ‘casa invertida’, esta singular arquitectura se encuentra en el municipio de Trassenheide –al noreste de Alemania– y se ha convertido en un auténtico punto de atracción turística para los visitantes de la zona. No hay quien pase por la calle Wiesenweg 2c y no se rinda a la tentación de sacar la cámara de fotos para inmortalizar el momento.
En realidad, aunque el nombre con el que se conoce a esta casa es ‘casa invertida’, su denominación oficial es ‘El mundo va de cabeza’ –‘Die Welt steht Kopf’, en su traducción al alemán–. Con página web propia, el proyecto es idea de dos empresarios polacos –Klaudiusz Gołos y Sebastian Mikiciuk– cuya amistad se remonta a su más tierna infancia.
En las inmediaciones de esta curiosa casa a la que se accede por una puerta que hace las veces de ventana –para continuar con la originalidad que la caracteriza– hay más casas en miniatura esparcidas sobre el terreno. “Los modelos en miniatura del área al aire libre no son juguetes. Hay muchos miles de horas de trabajo invertidos en ellos y su precio equivale al de un buen coche de clase media”, informan a los visitantes desde la página web de ‘Die Welt steht Kopf’.
Para disfrutar de la experiencia y sacar unas fotos únicas, las entradas oscilan en rangos de diferentes precios que varían en función del número de miembros de la familia. La entrada general para un niño hasta 16 años es de 6 euros, un euro más barata que la entrada de adulto.